Imaginemos las ruedas dentadas de un sistema de engranaje del motor de un vehículo, acoplándose entre sí de manera coordinada, haciendo que el motor funcione correctamente y a su vez todo el sistema. Podríamos imaginar una figura así, cuando se observa un salón de clases con todos los elementos engranados permitiendo que tanto maestra como estudiantes construyan un aula sincronizada en la cual se generen procesos de enseñanza-aprendizaje efectivos, a través de interacciones de calidad. Al entrar a un aula del nivel inicial tenemos que encontrar a niños y niñas involucrados en alguna actividad y escuchar muchas conversaciones entre ellos.

En un aula del nivel inicial, se espera que la maestra y los estudiantes estén involucrados en las rutinas diarias donde se observe cómo la dimensión socio emocional y cognitiva se relacionan entre sí, generando una cultura de aula cálida y respetuosa, que albergue distintos estilos y necesidades de aprendizaje. Además, que se desarrollen y planifiquen intencionalmente interacciones diarias de calidad que impulsen el éxito académico de los estudiantes. Pero también que existan oportunidades para que los niños y niñas puedan ganar autonomía, escogiendo actividades, expresando sus ideas y emociones y pensando en qué hacer en un proyecto de exploración.

¿Cómo se ve un aula del nivel inicial “de calidad”? ¿Qué debe hacer la maestra con sus niños y niñas?

Nos referimos a aulas del nivel inicial de calidad, cuando observamos a maestras comprometidas a promover interacciones que posibiliten el desarrollo emocional, social y cognitivo en sus estudiantes. Esta es una lista de situaciones que nos permite saber cómo se ven estas interacciones en el salón de clases.

✔Se escuchan disculpas con frecuencia, estas no siempre se dan luego de un desencuentro o por si lastimaron los sentimientos de una persona, sino que las disculpas pueden venir fácilmente cuando un estudiante no se siente avergonzado de admitir la falta y enfrenta con naturalidad una redirección en su comportamiento por parte de su maestra. También sucede con la maestra, cuando comete un error y se siente en la facultad de disculparse con el grupo (Rolland, 2022). Lo importante de todo esto es que los estudiantes sean capaces de asumir diversos retos sin temor a ser señalados o avergonzados y se genera un entorno de mayor aceptación al error.

✔Hay risas de un lado a otro, lo cual significa seguridad con quienes los rodean a través de un humor de afinidad o de acercamiento, más que el de burlarse de los demás.

✔Los niños y niñas participan voluntariamente, en espacios generados por la maestra bajo un clima de confianza y apertura. Además, se respeta el tiempo que se toma cada estudiante en procesar alguna información para luego participar y compartirla con el resto del grupo.

✔Se aprovechan las rutinas diarias para propiciar y aprovechar al máximo el aprendizaje, donde la maestra intencionalmente planifica un espacio durante la jornada del día para ofrecer oportunidades de aprendizajes. Por ejemplo, se puede ver cómo la maestra le da la oportunidad a los niños durante la mañana para que elijan un libro para que a través de la lectura en voz alta se conecten e integren los conocimientos, los cuales son elementos claves para apoyar el desarrollo cognitivo de los niños y niñas. También se puede observar como durante el tiempo de lonchera, la maestra genera algún tipo de conversación social donde se favorecen las relaciones y se afianzan algunos aprendizajes (Simon, 2017)

✔Se observan y escuchan  a los niños y niñas utilizando vocabulario nuevo, la maestra introduce nuevas palabras, además de compartir la definición, fortaleciendo de esta manera el desarrollo del lenguaje.  Estas palabras están conectadas con palabras familiares que los niños y niñas ya conocen para que practiquen su uso en los contextos adecuados. Todos los momentos dentro del aula como la asamblea, el juego libre, la sesión de aprendizaje, la lonchera, entre otros, son aprovechados por la maestra para incorporar vocabulario nuevo a sus estudiantes. La maestra usa las experiencias que los niños y niñas comparten en diferentes momentos para empezar conversaciones de ida y vuelta, que se construyen haciendo conexiones entre las experiencias pasadas.

✔Los niños y niñas fluyen adecuadamente en el aula, sabiendo qué y cómo hacer en cada uno de los momentos de las rutinas diarias planificadas por la maestra. La autonomía se ve reflejada en cómo transitan y actúan naturalmente durante la jornada escolar. Los estudiantes saben qué hacer en cada momento y nunca están sentados sin hacer nada, esperando a que la maestra dé instrucciones.

✔En las actividades grupales se refuerzan las relaciones interpersonales, estas se dan a través de los juegos colaborativos o durante el juego libre en sectores donde niños y niñas interactúan colaborando hacia un  el logro de un mismo propósito en cada situación generada por la maestra o por ellos mismos.

✔Se escuchan preguntas abiertas, estas han sido planificadas de manera intencional por la maestra con el propósito de que sus estudiantes reflexionen, analicen y compartan respuestas más extensas. Por ejemplo, durante la narración de un libro la maestra pregunta, ¿De qué creen que se tratará la historia? ¿Qué les hace pensar eso? ¿Qué pasaría si…?

Seamos siempre intencionales en las interacciones con nuestros niños y niñas dentro del aula con el fin de favorecer su desarrollo y brindar apoyo para generar conexiones más fuertes y positivas. 

Bibliografía

Rolland, R. (Abril de 2022). 4 sings of an In-Sync Classroom: The secret sauce of effective teaching and learning. Recuperado de Psychology Today: https://www.psychologytoday.com/us/blog/the-art-talking-children/202204/4-signs-in-sync-classroom🔗

Simon, E. (Noviembre de 2017). Diseñar oportunidades para interacciones intencionales en 4 pasos. Recuperado de Teachstone: https://info.teachstone.com/blog-en-esp/dise%C3%B1ar-oportunidades-para-interacciones-intencionales-en-4-pasos🔗