En un aula de preescolar, donde los estudiantes están interesados en investigar sobre los animales, la maestra Sofía aprovecha el inicio del día para mostrar imágenes de sombras de animales en diferentes posturas:

 

Maestra: Vamos a observar la imagen por un momento. ¿Qué está sucediendo aquí?

Niño 1: Son animales que están agachados.

Maestra: ¡Qué interesante lo que dices! Cuéntame un poco más. ¿Qué estás viendo que te lleva a decir eso?

Niño 1: Es que está así, con su cuerpo hacia abajo. Mira, sus patas están así, hacia abajo (mientras reproduce la postura del animal).

Maestra: Observo que estás representando con tu cuerpo la postura de este animal.

Niña 1: Yo creo que es un tigre porque se parece a este que tengo en mi cartuchera.

Niño 2: No es un tigre, porque el león tiene el cuerpo más ancho, y su cabeza es más grande por su pelo. El tigre es más delgado, como un gato grande. Yo los he visto en el zoológico.

Maestra: ¡Qué valiosa información! Están describiendo a ambos animales.

 

La maestra proporciona oportunidades a sus estudiantes para reflexionar sobre lo que observan, promoviendo de esta manera que el pensamiento se vuelva visible para  los demás. A medida que los niños y niñas interactúan, compartiendo sus ideas, la maestra modela el lenguaje del pensamiento mediante preguntas abiertas que los estimulan a fundamentar lo que piensan.

Al promover el establecimiento de conexiones con experiencias previas y la evocación de relaciones con su entorno,  potencia los procesos cognitivos de los niños y niñas. 

 

Perspectiva desde el enfoque del pensamiento visible

Sin saberlo, la maestra pone en práctica el enfoque educativo “hacer visible el pensamiento”, que ha sido propuesto por Ritchhart, Perkins y Church (2014), investigadores del Proyecto Zero de la Universidad de Harvard.

Hacer pedagogía desde este enfoque busca que las ideas de los niños y niñas, que están en sus mentes, se externalicen mediante la visibilización de los pensamientos, es decir la verbalización, escritura u otras formas de representación.

“Cuando el alumno saca a la luz su pensamiento somos capaces de saber qué aprende y cómo lo aprende” (Ritchhart, Church y Morrison, 2014, p.64).

La riqueza de este enfoque consiste en tener una mirada de lo que nuestros estudiantes comprenden y cómo lo están comprendiendo. Hacer visible el pensamiento nos brinda información para crear oportunidades que impulsen el aprendizaje al siguiente nivel, permitiendo que los estudiantes sigan comprometidos con las ideas que están explorando.

Para lograrlo, se debe promover una cultura del pensamiento en donde el aula se convierta en un espacio donde la maestra y sus estudiantes estén involucrados, brindando a estos últimos la oportunidad de ser reflexivos, imaginativos e investigadores.

“Las culturas de pensamiento son lugares en donde el pensamiento del grupo, tanto individual como colectivo, se valora, se hace visible y se promueve activamente como parte de la experiencia cotidiana de todos los miembros del grupo” (Ron Ritchhart y otros, 2002)

Las rutinas de pensamiento son un conjunto de pasos o guías diseñados para ayudar a los estudiantes a orientar el pensamiento y activar los procesos cognitivos con mayor eficacia. En tanto están  diseñadas para facilitar la profundización en el pensamiento, sea cual sea el tema que se esté trabajando favorecen a la creación de la cultura de pensamiento en el aula.

Asimismo, cumplen distintos propósitos y pueden ser usadas en varios momentos de la clase para fortalecer la comprensión. En primer lugar, favorecen la formación de hábitos y habilidades como la conexión de ideas, la reflexión, la toma de conciencia de los aprendido, el desarrollo de la escucha activa, la asertividad, la negociación, la respuesta a estímulos y la formulación de preguntas, entre otras.

 

¿Cómo podemos implementar este enfoque para alcanzar las competencias esperadas de los niños y niñas en el Perú?

Implementar el enfoque de hacer visible el pensamiento para alcanzar las competencias esperadas de nuestros niños y niñas en el Perú implica la integración estratégica de las rutinas de pensamiento en el plan de clase. A continuación, presentamos dos ejemplos concretos de cómo podemos usar rutinas de pensamiento durante la rutina para alcanzar las competencias establecidas en el currículo nacional:

 

 

 

Así como estas dos rutinas de pensamiento, hay muchas más que también pueden ser implementadas en un aula de preescolar. La bibliografía presentada en la parte inferior te puede ayudar a obtener mayor información.

Ahora es tu turno de planificar actividades desde el enfoque de hacer el pensamiento visible en tu aula. Verás cómo potenciarás los aprendizajes de tus niños  y niñas.

 

 

 

Referencias

Ritchhart, R., Church, M. y Morrison, K. (2011). Making thinking Visible. How to Promote Engagement Understanding,and Independence for All Learners. John Wiley & Sons.

Ritchhart, R.,  Church, M. y  Morrison,  K. (2014). Hacer visible el pensamiento:: Cómo promover el compromiso, la comprensión y la autonomía de Los estudiantes. Primera edición: Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Paidós.

Salmón, A. (2016). “El desarrollo del pensamiento en el niño para escuchar, hablar, leer y escribir”, Revista electrónica Leer, Escribir y Descubrir: Vol. 1, Artículo 5.

Salmón, Á. (2009). “Hacer visible el pensamiento para desarrollar la lectoescritura. Implicaciones para estudiantes bilingües”, Revista Lectura y vida.