El juego es mucho más de lo que a veces creemos los adultos. Los niños pueden jugar juntos (juego social), solos (juego independiente) o dentro de un contexto creado por adultos (juego guiado).

Hay muchas variaciones del aprendizaje que ocurre dentro de estos diferentes tipos de juego. El juego puede desarrollar habilidades cognitivas, sociales, emocionales y físicas en los niños. Por eso celebramos que en todas las aulas públicas del nivel inicial existen espacios y tiempos designados para el juego libre.

El juego libre se caracteriza por tener opciones donde los niños aprenden a elegir, ponerse objetivos, compartir ideas, crear reglas y negociar. Es una invitación a la imaginación, donde los niños, exploran, pretenden, imaginan y aprenden de la prueba y el error. Es pasárselo bien, con niños alegres y sintiéndose relajados. Así, los niños aprenden a navegar su contexto social y físico mientras van imaginando y construyendo nuevos mundos.

¡Aprovechemos este verano para generar muchos espacios de juego libre en nuestros niños y juguemos con ellos también!