La autonomía se refiere a la capacidad de una persona para tomar decisiones y actuar de forma independiente, guiada por sus propios intereses, valores y necesidades. En el nivel inicial, es un aspecto fundamental en el desarrollo integral de los niños y niñas ya que comienzan a explorar su entorno, a tomar decisiones y a aprender habilidades básicas que los acompañarán a lo largo de su vida. Por ello, fomentar la autonomía desde una temprana edad no solo les permite adquirir confianza en sí mismos, sino que también sienta las bases para un aprendizaje más significativo y activo. En este proceso, tu rol como docente es clave, ya que eres quien guiará, apoyará y creará entornos que promuevan la independencia, respetando los ritmos y necesidades individuales de cada niño y niña.

Anteriormente, la autonomía se relacionaba con la obediencia y la disciplina. Se pensaba que los niños y niñas adquirirían independencia a través de la imposición de reglas y la supervisión constante de los adultos, esperando que, con el tiempo, siguieran indicaciones de manera más autónoma. Sin embargo, varios estudios han demostrado que, cuando los niños y niñas tienen la oportunidad de elegir, asumir o compartir responsabilidades y participar activamente bajo la guía de sus docentes, se generan mayores aprendizajes tanto a nivel cognitivo como socioemocional (Pushparatnam et al., 2021).

Veamos distintos aspectos y ejercicios prácticos que permiten desarrollar la autonomía dentro de las aulas, brindando a los niños y niñas la oportunidad de tomar decisiones, resolver problemas, asumir roles, entre otras.

1. Toma de decisiones y participación

La autonomía no se refiere únicamente a la capacidad de los niños y niñas para elegir con qué jugar o qué materiales usar, sino que también abarca la habilidad de tomar decisiones que impactan tanto en su proceso de aprendizaje como en su vida cotidiana. Esto implica seleccionar entre distintas actividades, organizar su tiempo y decidir cómo realizar una tarea.

Ejemplos prácticos:

✔ Elegir qué actividad realizar en la entrada a clases mientras esperan que todo el grupo haya llegado

✔ Decidir cómo quieren decorar un espacio común en el aula.

✔ Elegir qué tareas desean asumir en una dinámica de trabajo en equipo.

2. Resolución de problemas

El desarrollo de la autonomía también implica que los niños y niñas resuelvan  problemas por sí mismos. Esto no significa que deban enfrentar todas las situaciones sin acompañamiento o supervisión, sino que el apoyo del docente debe estar presente solo cuando sea necesario. Los desafíos diarios que los niños y niñas enfrentan, como tratar de construir una torre con bloques o negociar con un compañero o compañera sobre quién jugará con el material, son oportunidades valiosas para que aprendan a encontrar soluciones.

Ejemplos prácticos:

✔ Experimentar con diferentes maneras de completar un rompecabezas o juego.

✔ Buscar formas creativas de terminar un proyecto o actividad.

3. Autocuidado y responsabilidad

El desarrollo de la autonomía implica que los niños y niñas adquieran la capacidad de cuidarse a sí mismos y a su entorno. Conforme crecen, es esencial que asuman responsabilidades vinculadas con su autocuidado, como vestirse, lavarse las manos y mantener sus pertenencias organizadas, además de colaborar en el orden y limpieza del aula. Estas actividades fomentan en ellos un sentido de responsabilidad y refuerzan su pertenencia al grupo.

Ejemplos prácticos:

✔ Fomentar que se cambien de ropa por sí mismos cuando sea necesario, por ejemplo, después del recreo o antes de la salida.

✔ Ser responsables de recoger sus juguetes y materiales después de jugar o trabajar.

✔ Participar en tareas del aula, como limpiar las mesas, barrer el piso o cuidar una planta.

4. Colaboración y habilidades sociales

La autonomía no solo se refiere a lo que los niños y niñas logran de forma individual, sino que también abarca su capacidad para interactuar y colaborar con los demás. Desarrollar habilidades como trabajar en equipo, compartir responsabilidades y comunicarse de manera efectiva con compañeros y adultos es fundamental desde el nivel inicial. Alcanzar la habilidad de tomar decisiones en conjunto y resolver conflictos por sí mismos representa un avance significativo en su desarrollo social.

Ejemplos prácticos:

✔ Colaborar en un proyecto de grupo, donde todos contribuyan al logro de un mismo objetivo, respetando las ideas de los demás.

✔ Participar en la planificación de actividades o eventos dentro del aula.

✔ Aprender a compartir y respetar turnos en juegos o actividades compartidas.

Recuerda que la autonomía es un proceso fundamental para que los niños y niñas se conviertan en personas seguras de sí mismas, responsables y capaces de enfrentar desafíos a lo largo de su vida. Como docentes, nuestra tarea es acompañarlos, brindándoles el apoyo y las herramientas necesarias para que descubran y desarrollen su propia autonomía, paso a paso, con confianza y entusiasmo.

Bibliografía

Pushparatnam, A., Ding, E., Lee, K., Rolla, A., & Wilinski, B. (2021). Effective Teaching Practices in Early Childhood Education (ECE): The Evidence Base for the Teach ECE Classroom Observation Tool. World Bank Group.

Evans, M. & Boucher, A. (2015) Optimizing the Power of Choice: Supporting Student Autonomy to Foster Motivation and Engagement in Learning. Recuperado de: https://www.researchgate.net/publication/276074224